lunes, 16 de noviembre de 2009

America

América te lo he dado todo y ahora no soy nada.
América dos dólares y veintisiete centavos 17 de enero
de 1956.
No puedo soportar mi propia mente.
América, ¿cuándo pondremos fin a la guerra de la humanidad? Vete a que te den por culo con tu bomba atómica.
No me siento bien no me molestes.
No pienso escribir mi poema hasta que me , sienta lúcido. América, ¿cuándo serás angélica?
¿Cuándo te quitarás las vestiduras?
¿Cuándo serás capaz de mirarte a través de la tumba?
¿Cuándo serás digna de tu millón de Trotskistas?
América, ¿por qué están tus bibliotecas llenas dé lágrimas? América, ¿cuándo enviarás tus huevos a la India?
Estoy asqueado de tus demenciales exigencias.
¿Cuándo puedo entrar en el supermercado y comprar lo que necesite
sólo por mi bonita cara?
América después de todo los que somos perfectos somos tú y yo no
el mundo próximo.
Tu maquinaria es demasiado para mí.
Me haces desear ser un santo.
Debe haber otra manera de zanjar esta discusión.
Burroughs está en Tánger no creo que regrese esto es algo
siniestro

¿Estás siendo siniestra o acaso forma esto parte de alguna clase de
broma pesada?
Estoy intentando ir al grano.
Me niego a abandonar mi obsesión,
América deja de presionarme yo sé lo que me hago.
América se están cayendo las flores de los ciruelos.
No he leído los periódicos desde hace meses, todos los días alguien
es sometido a juicio por asesinato.
América me siento sentimental acerca de los Wobblies.
América yo fui comunista cuando era un muchacho y no lo lamento. Fumo marihuana siempre que tengo ocasión.
Me quedo sentado en casa días enteros y me quedo mirando las rosas
del armario.
Cuando voy al Barrio Chino me emborracho y nunca me llevan a la
cama.
Estoy decidido va a haber jaleo.
Deberías haberme visto leyendo a Marx.
Mi psicoanalista opina que estoy perfectamente bien.
Me niego a recitar la Plegaria del Señor.
Tengo visiones místicas y vibraciones cósmicas.
América aún no te he contado lo que le hiciste al Tío Max una vez
que se vino de Rusia.

Me dirijo a ti.
¿Acaso piensas permitir que tu vida emocional se vea dirigida por la
revista Time?
Estoy obsesionado con la revista Time.
La leo todas las semanas.
Su cubierta me mira con fijeza cada vez que me escabullo por delante
de la confitería de la esquina.
La leo en el sótano de la Biblioteca Pública de Berkeley. Siempre me habla de responsabilidades. Los hombres de negocios son

serios. Los productores de películas son serios. Todo el
mundo es serio menos yo.
Se me ocurre que Yo soy América.
Ya estoy hablando solo otra vez.
Asia se está alzando contra mí.
Tengo menos posibilidades que un chino.
Mejor será que considere mis recursos nacionales.
Mis recursos nacionales consisten en dos canutos de marihuana
millones de genitales una literatura privada impublicable
que va a 1.400 millas por hora y veinticinco mil
instituciones mentales.
No menciono siquiera mis prisiones ni a los millones de desheredados
que viven en mis tiestos bajo la luz de quinientos
soles.
He abolido las casas de putas de Francia, Tánger será el siguiente en
caer.
Mi ambición consiste en ser presidente a pesar del hecho de que soy
católico.
América ¿cómo puedo escribir una sagrada letanía con tu estúpido
estado de ánimo?
Continuaré como Henry Ford mis estrofas son tan individuales como
sus automóviles más aún son todas de diferentes sexos. América te venderé estrofas a 2.500 dólares la pieza te daré 500 por
tu vieja estrofa.
América libera a Tom Money
América salva a los Republicanos Españoles
América Sacco & Vanzetti no deben morir
América yo soy los muchachos de Scottsboro.
América cuando contaba yo siete años mamá me llevó a reuniones de
una Célula Comunista en que vendían garbanzos a razón

de un puñado por cada entrada cada entrada cuesta un níquel y los discursos eran gratis todo el mundo se sentía angélico y sentimental acerca de los trabajadores era todo tan sincero que no tienes idea de qué gran cosa era el Partido en 1835 Scott Nearing era un magnífico anciano un verdadero mensch Madre Bloor me hizo llorar vi una vez a Israel Amter con mis propios ojos. Todo el mundo debía ser un espía.
América en realidad no deseas ir a la guerra.
América son esos malvados Rusos.
Esos Rusos esos Rusos y esos Chinos. Y esos Rusos.
La Rusia quiere comernos vivos. La Rusia está enloquecida por el poder. Quiere arrebatarnos los automóviles de los garajes.
Ella desear echar mano a Chicago. Ella necesitar un Reader's Digest Rojo. Ella querer nuestras fábricas de automóviles en Siberia. El gran burocracia encargado de nuestras gasolineras.
Eso no bueno. Ugh. El hacer indios aprender a leer. El necesitar grandes negracos negros. Hah. Ella hacernos trabajar a todos dieciséis horas al día, Socorro.
América esto es perfectamente serio.
América ésta es la impresión que obtengo mirando el aparato de televisión.
América, ¿estoy en lo cierto?
Más vale que me ponga a trabajar inmediatamente.
Es cierto que no deseo unirme al ejército o hacer de tornero en
fábricas de piezas de precisión, en cualquier caso soy
miope y psicópata.
América estoy arrimando mi peculiar hombro.

Allen Ginsberg

domingo, 8 de noviembre de 2009

aire y luz y tiempo y espacio



'sabes, yo tenía una familia, un trabajo, algo
siempre estaba
en el medio
pero ahora
he vendido mi casa, he encontrado este
lugar, un estudio amplio, deberías ver el espacio y
la luz
por primera vez en mi vida voy a tener el lugar
y el tiempo
para
crear


no, nene, si vas a crear
vas a crear trabajando
16 horas al día en una mina de carbón
o
vas a crear en una habitación con tres chicos
mientras estás
desocupado,
vas a crear aunque te falte parte de tu mente y de
tu cuerpo.
vas a crear ciego
mutilado
loco.
vas a crear con un gato trepando por tu
espalda mientras
la ciudad entera tiembla, con terremotos, bombardeos,
inundaciones y fuego.
nene, aire y luz y tiempo y espacio
no tienen nada que ver con esto
y no crean nada
excepto quizá una vida más larga para encontrar
nuevas excusas

Charles Bukowski.

domingo, 25 de octubre de 2009

El Ruiseñor y la Rosa

-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín.
Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado.

-¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante.

Y sus bellos ojos se llenaron de llanto.

-¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja.

-He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente.

-El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón.

-He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro.

-Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle.

Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba.

-¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada.

-Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol.

-Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue.

-Llora por una rosa roja.

-¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería!

Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas.

Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor.

De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo.

Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín.

En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita.

-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.

Pero el rosal meneó la cabeza.

-Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres.

Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol.

-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.

Pero el rosal meneó la cabeza.

-Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres.

Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.

-Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces.

Pero el arbusto meneó la cabeza.

-Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año.

-No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga?

-Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.

-Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso.

-Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.

-La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?

Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque.

El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos.

-Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso.

El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.

Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas.

-Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas!

Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina.

Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz.

"El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!"

Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada.

Al poco rato se quedo dormido.

Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas.

Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche.

Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho.

Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción.

Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora.

La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago.

Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.

-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.

Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen.

Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida.

Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa.

Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.

-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.

Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor.

Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba.

Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón.

Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos.

Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta.

Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo.

La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba.

El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos.

El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar.

-Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa.

Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas.

A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera.

-¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado.

E inclinándose, la cogió.

Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa.

La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies.

-Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero.

Pero la joven frunció las cejas.

-Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores.

-¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera.

Y tiró la rosa al arroyo.

Un pesado carro la aplastó.

-¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán.

Y levantándose de su silla, se metió en su casa.

"¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica."

Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.




Oscar Wilde

martes, 13 de octubre de 2009

La flor que no tenía polen.


Aun hoy me sigo preguntando…
Vos no entendes
Vos no entendes
Cayeron las hojas
Y soporte el invierno.
Y mira, a vos, justo a vos,
Te cautivaron
Cuando iba a florecer,
Íbamos a florecer.
No, no me digas.
Pequeño picaflor
No, no me digas nada.
Estoy aquí en una
Maceta móvil del infortunio.
Y aun hoy, aun hoy
Me pregunto
¿Qué es mi existencia?
Ayer, hoy, mañana.
Yo comprendo
Yo comprendo
Yo siempre comprendí.
Te vas, pero no volando.
Y no se mas nada.
Y no se mas nada de vos.
Y no se mas nada de nada.
Pero
Hoy no me quedo con Agua estancada.
Hoy nacen mis pétalos igual.



La autora. (van)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Patti Smith


"No considero que escribir sea un acto silencioso, introspectivo. Es un acto físico. Cuando estoy en casa, con mi máquina de escribir, me vuelvo loca. Camino como un mono. Me humedezco. Tengo orgasmos. En vez de inyectarme heroína, me masturbo catorce veces seguidas. Tengo visiones. Naves descendiendo sobre las pirámides aztecas. Templos. Así es como escribo mi poesía"

jueves, 18 de junio de 2009

Los más raros.

No es frecuente verlos
porque donde hay multitud
ellos no están.

Esos tipos raros no son
muchos, pero de ellos
provienen los pocos
cuadros buenos
las pocas buenas sinfonías
los pocos buenos libros
y otras obras.

Y de los mejores de los
extraños quizás nada.

Ellos son sus propias
pinturas sus propios libros
su propia música
su propia obra.

A veces me parece verlos
por ejemplo cierto viejo
sentado en cierto banco
de una cierta manera
o
un rostro fugaz en un automóvil
que pasa en dirección contraria
o
hay un cierto movimiento en las manos

de un chico o una chica que empaqueta
las cosas en el supermercado.

A veces incluso es alguien
con quien estuviste viviendo
algún tiempo, te vas a dar cuenta
de una mirada rápida y luminosa
que nunca le habías visto antes.

A veces sólo notarás
su existencia repentinamente
en un vívido recuerdo.

Algunos meses
algunos años
después de que se hayan ido.

Recuerdo
a uno:

Tenía unos 20 años
iba borracho a las 10 de la mañana
se miraba en un espejo resquebrajado
de Nueva Orleans,
un rostro soñador contra los
muros del mundo

¿Qué ha sido de mí?


(Charles Bukowski)

viernes, 5 de junio de 2009

Como NO conquistar a una escritora

Lo primero que debes hacer
Es regalarle flores,
Rosas, en lo posible,
Recuerda que es lo más importante.

Luego debes decirle lo hermosa que es
Lo hermoso que le queda ese vestido,
Los labios pintados, los aros,
Todo.
Debes halagarla al máximo
Olvidándote de ti, claro.
Tú al lado de ella
Eres un pobre diablo
Muéstrate así, un Don nadie

Después llámala, seguido
Envíale poemas o frases
Tales como: “Mi vida lejos de ti es un asco”
Se muy detallista.
Y no cometas nada
Que tenga alguna connotación sexual.

Pero sobre todo no olvides las flores
No olvides las flores.


-la autora-