lunes, 18 de mayo de 2009

Tan Enamorada


Eran las dos de la tarde y ella estaba sin hacer nada, yacía acostada en la cama pensando en él, siempre estaba pensando en él, él era como una enfermedad para ella, cuando no estaba con ella, claro.
Se imaginaba que tocaba la puerta. ((Hola querida ¿Como estas?)) ((¿Ya llegaste? ¡Que sorpresa!))
La despierta el timbre del teléfono.
Ella atiende.

_Hola -dice ella-
_Hola Laura, -era su amiga Paz- Escuchame ¿Vamos a el bulevar nuevo de Fasola y Vignes? –Paz hablaba sin respirar- Y después también podemos ir a la plazoleta nueva que esta en frente de la estación, dicen que pusieron una fuente y hay peces en ella, quisiera alimentarlos.
_Me encantaría pero no puedo, esta tarde voy a hacer estofado. A la noche vendrá Julián.
_Ah ¿Te ha llamado?
_No, pero estoy segura que esta noche viene de improvisto y no quiero estar cansada para cuando llegue, quiero tener todo listo.
Uy que curioso – pensó Laura- me salió un versito.
_Pero ¿Por qué no lo llamas para preguntarle si va a ir?
_Estoy segura que vendrá, además a el no le gusta que lo llamen, quizá esta en una reunión importante y se enfadaría si lo molesto con una tontería como esa.
_Ay Laura, el no va a ir hoy, lo mismo te ha sucedido toda la semana.
_Si, pero hoy se que va a venir, tengo ese presentimiento.
_Ayer tenías el mismo presentimiento.
_Ayer estaba nublado, tendría que haberme dado cuenta que no iba a venir con el día así.
_Bueno, como quieras, solo te digo que hoy es un día hermoso y si seguís así, se te va pasar la vida.
_Él es mi vida.
_Si, ¿Encerrada todos los días esperándolo? ¿Eso es vida?
_Mira, yo se que hoy va a venir.
_Esta bien, no hay peor ciego del que no quiere ver.
Paz corta el teléfono. Laura hace un gesto de indiferencia.
((Ella es así porque no tiene nadie quien la ame)) Dice Laura.

Ya eran las diez de la noche y Julián no había ido a ver a Laura.
Laura lo había estado esperando con certeza, estaba tan segura que iría a su casa que cuando abrió lo ojos por la mañana pudo visualizar como él llegaba por la tarde.
Después de la desilusión empezaba la comedia de todas las noches.
Ella larga un alarido. Y se tira al suelo, haciendo un berrinche de niña chiquita.
((¿Por qué no viniste? ¡Maldita sea!)) -Grita Laura.
Llora con un pesar agónico. Se levanta y de un manotazo tira la olla de estofado por toda la casa, luego agarra la botella de vino tinto, la descorcha y la bebe desmesuradamente, sin respiro. Luego se arrodilla, se sostiene el cuello como si le faltara el aire. Suda y tiene taquicardia. Se desmaya, a los dos minutos se despierta y vomita. Definitivamente él era una enfermedad, claro cuando no estaba.

El Matrimonio Wallas, los vecinos cincuentones de la casa de junto, que siempre eran testigo de esta patética escena, murmuraban entre sí.
_ ¿Ya tiro la comida esa loca? –Pregunto el señor Wallas-
_ ¡Oh! me da tanta pena –dijo afligidamente la señora Wallas-
_Esta loca, vive casi todo el día encerrada, y luego empieza a tirar todo y a gritar.
_Es una pobre chica.
_Marta, esta loca.

Luego Laura se levanta. Se tranquiliza, va por un poco de azúcar, se lo pone debajo de la lengua. Limpia el suelo y luego toma un baño. La tormenta ya había pasado. Mañana era un nuevo día. Solo que ella tenia un presentimiento de que no iba a suceder lo mismo. Mañana prepararía pescado.


-La autora-

miércoles, 13 de mayo de 2009

Diagnostico: Escoliosis

Saber la verdad
Es un bien
Que pesa bastante
Y que hay que saber llevar…

Ella lo tenía todo
Una sonrisa perfecta
Un cuerpo hermoso
Y por supuesto, al hombre que yo amaba.
Y claro, yo también lo tenía
Solo que debía cargar con él
Y yo pesaba 50 kilos
Y el 80.

Los hombros se retorcían.



-La autora-