Las personas creen
Que cuentan siempre con alguien.
Con un vecino, con un amigo, con la madre,
Con la pareja y también con Dios.
Las personas se sienten bien
Al depositar la confianza y la fe
En el banco del prójimo.
Todo marcha muy bien
En este mundo de fantasía.
Hasta que una mañana
Te levantas con el pie izquierdo
Y necesitas del otro.
Para que te ayude a levantarte,
Para que te ayude a ponerte el zapato,
Para que te ayude a caminar,
Para que te de el empujón,
Para enfrentarte al mundo una vez más.
Y es ahí cuando caes que no hay nadie
Ni nada a tu alrededor,
Que estas completamente desnudo
Frente a la inmensidad,
Frente al silencio
Y no existe un vecino, un amigo
Una madre, una pareja, un Dios
Para salvarte,
Solo existes tú
En tu estúpida miseria.
Y tú banco de confianza
No es nada.
Y los oídos y palmadas en la espalda
Son una mercadería que pagaste
Muy caro.
Te das cuenta de tu ingenuidad
Y de la gran mentira que es que las personas
Dan sin recibir nada a cambio,
Es imposible ello
Debido a nuestra naturaleza capitalista,
La cual tampoco aceptamos
Porque sabemos que no vende
Admitir ser capitalista.
Solo te queda
Respirar y dar los pasos
Que te hacen falta
Para poder enfrentar la inmensidad.
Tenes miedo
Pero no queda otra.
Sos la única persona en el universo
Que puede salvarte.
Cree solo en ti.